Con estas bellísimas palabras, el
ilustre periodista y padrino del Grupo Musical Achaman, Domingo Barbuzano,
inició la presentación del Primer Festival Achaman, en el Pabellón de Las
Mercedes, local habitual de ensayos de esta gran formación musical.
Este primer festival, arranca con
la consumación de un acto de justicia, tantas veces solicitado desde distintos
círculos de nuestra cultura, y personificados en la figura de Domingo Barbuzano.
Nos referimos al merecido otorgamiento de la Medalla de Oro de la Ciudad de San
Cristobal de La Laguna, a este distinguido colectivo, con más de tres décadas de historia.
Durante algo más de tres horas, y
con un local repleto de entusiastas seguidores, una vez más el Grupo Achaman
dio claras muestras del por qué son dignos merecedores de tan alta distinción. Y
con ello no sólo nos referimos a su extraordinario talento musical, que nunca deja de sorprendernos, sino a algo
más trascendente e imperecedero como es su calidad humana, siendo ésta la más palpable referencia de lo mejor de sí
mismos.
Prueba de esta humana empatía, es su voluntad de compartir tan significativo
acto con otras dos grandes formaciones musicales: Jóvenes Cantadores y
Atlantes. El resultado de tan espléndido cartel no podía ser otro que el de una
memorable velada cargada de solvencia musical y entrañable emotividad.
Mucho hemos escrito, desde este
pequeño apartado, sobre la trayectoria y especificidades de Achaman, porque
muchos son sus méritos y las ocasiones que nos brindan para ello. Y es que escribir sobre Achaman es hacerlo
sobre una de las trayectorias musicales más coherentes de nuestro panorama
musical. Una larga trayectoria de esfuerzo y entrega de todos cuantos han
tenido el honor de formar parte de esta formación, y de la que tanto pueden
sentirse orgullosos. Y es que Achaman es de esos colectivos, cuya solera y solidez, les ha permitido
reafirmarse en el tiempo, superando cuantos avatares y etapas han ido
propiciándose en el devenir de los años. Hasta tal punto es su solidez, que siempre experimentamos la sensación de
encontrarnos con un “Achaman más Achaman que nunca” al comienzo de cada una de
sus nuevos ciclos.
Es una grata sensación que
pudimos experimentar en la última y brillante etapa, cuya culminación trajo
consigo las extraordinarias producciones discográficas “Vivo” y “Con el alma en
la música”, que tan profunda huella dejó en el sentir musical de todos
nosotros, y de la que resulta innegable mostrar todo nuestro sincero cariño y admiración, por Celso Gómez, como
figura responsable, y de Antonio Hernández, como director musical en aquel brillante periodo.
Pero, como apuntábamos anteriormente, Achaman,
tras las nuevas incorporaciones, con el querido amigo Javier Marichal
como cabeza visible, y con Héctor González en la dirección musical, vuelve a
producirnos la grata sorpresa y a suscitarnos la misma sensación ya vivida en
la etapa precedente, mostrándonos nuevamente una singular y renovada impronta
musical de la que sólo puede augurarse el mejor de los éxitos.
Muy merecedores de todo cuanto
hemos escrito más de una vez en este espacio,
es el grupo Jóvenes Cantadores, que tras haber cumplido su quinto
aniversario y con un flamante y prodigioso disco “Mestizo”, alcanza la
consolidación y el estatus para ser
considerada como una formación musical indispensable en la larga y nutrida
lista de grupos cuya actividad y producción les ha llevado a ocupar, con todo
merecimiento y justicia, un lugar referencia en la pequeña historia de nuestra
música.
Y es que la frescura y el precoz talento han fraguado en la consumación
de una determinada forma de entender e
interpretar nuestra música tradicional y popular. Esa reafirmación en su
particular línea creativa e interpretativa es el mejor indicio y presagio de su
voluntad en perpetuarse como formación musical con singularidad en las formas y
en el fondo.
Por último, aunque mucho menos de
lo que hubiéramos querido, también más de una vez hemos trasladado a estas
líneas los sentimientos y emociones que afloran al escuchar a un grupo de la envergadura de Atlantes. Y es que
Atlantes, por las circunstancias que sean, lamentablemente se prodiga muy poco
por los escenarios y plazas de nuestra tierra. Es como uno de esos míticos
cometas que muy de vez en cuando reaparece en el firmamento para deslumbrarnos
a todos con su rutilante estela. Pero…cuando reaparece… ¡ que grandioso
prodigio amigos ¡. Porque Atlantes es en términos poético-musicales
absolutamente intenso y rotundo. Nada hay equiparable ni comparable. Son
ellos…Atlantes…y sólo ellos.
Que temas como “Mar y salitre” o
“Mi voz es el viento” no se propaguen por todos los rincones de nuestra tierra,
es un pecado mortal, del que el tiempo y la historia darán cuenta algún día a
quienes teniendo los medios para hacerlo, se instalaron en la indiferencia y la
desidia…por no decir en la estupidez que reina en todos aquellos que ven en la moda y el
mercadeo, su mejor y única opción para
sobrevivir en la música.
Achaman, Jóvenes Cantadores y
Atlantes…¡ queda aún tanto por
escribir…!
Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred
y para Etnografía y Folclore.