viernes, 28 de agosto de 2015

Tigaray; "Un amor en cada puerto"


Con este sugerente y alegórico título, presenta el grupo musical Tigaray una nueva obra discográfica, cuya principal motivación, como bien enuncian en su contraportada, no es otra que la de “tocarnos el corazón”.
Para tan noble motivo, Tigaray nos introduce en una bella singladura musical y poética, cuya intención va más allá de lo puramente geográfico y transcultural, para embarcarnos en un periplo emocional en torno al sentimiento del amor, en todas sus manifestaciones posibles y probables, abordados siempre desde la vocación ultramarina y viajera del isleño.


“Un amor en cada puerto”, viene a completar una esplendorosa trilogía iniciada con el espectáculo de “Por los senderos de vuelta...” y proseguida con la anterior entrega discografica, “Donde dijo Viera...”; que corresponde a una segunda y brillante etapa de esta formación musical, con treinta años de una historia cargada de dignidad, solidez y coherencia.

Y es que Tigaray, por encima de cualquier otro aspecto, es una muestra ejemplar de la perseverancia en el esfuerzo por incorporar y perpetuar en nuestro acerbo cultural, nuevos elementos argumentales y sonoros con los que ampliar y enriquecer el ya, de por sí, extenso y diverso panorama temático de nuestra música tradicional y popular.
Ese incansable propósito a lo largo de su historia, es y ha sido, el hilo conductor y el catalizador que ha dado continuidad y cohesión a las distintas etapas de esta formación musical, independientemente del inalterable mantenimiento de su estructura coral e instrumental. Porque: “El Tigaray de hoy, es el Tigaray de 103 vidas... en 30 años”.

Todo nos lleva a pensar que, con esta impetuosa voluntad y con este precursor espíritu del ayer, Tigaray siempre tendrá un esperanzador mañana. Y ese pensamiento y anhelo se reafirman cuando nos conmueve, una vez más, la extraordinaria y desbordante capacidad compositora de su director musical, Samuel Fumero. Porque, obras de nueva factura como “Agarfa”, “María Fugaz”, “Folías Viajeras”, “Isa del Regreso”, o “Todo ayer en un instante”, además de ser bellos ejemplos continuadores del tradicional empeño de Tigaray en proponer temas de producción propia, incorporan a esta formación musical, una impronta cargada de extrema creatividad melódica y de una rebosante exhibición de recursos armónicos, en el ámbito coral e instrumental. Tal prodigio y genialidad musical, resulta ser el marco sonoro perfecto para la sensible e íntima poética de Roberto Gil, y en mucho menor medida, para los torpes bienintencionados versos de este aprendiz de las letras, que hoy les escribe esta crónica.

Pero, amén de esta extraordinaria creatividad, en Samuel Fumero anidan otras virtudes que se manifiestan en su buen oficio como director y como arreglista. Pues resulta sorprendente la acertada capacidad de selección de las voces solistas en el reparto de tan heterogéneo repertorio musical, así como en las intervenciones puntuales y en las tonalidades de las distintas cuerdas corales. Tan potente es su impronta musical, que llega a hacer “suyos” aquellos otros temas del disco cuya autoría no le es propia, como “Si ella me faltara alguna vez”, “Dormir contigo”, “Volví a nacer”, “Palomita blanca”, “Zamba para olvidar”, “Bolero”, o “Como el sol y el trigo”. Todo suena a Samuel... y al escucharse, todo suena a Tigaray.
Félix Román Morales

para Artistasenred