viernes, 27 de agosto de 2010

MARICARMEN GONZALEZ

Hay un lugar en Tenerife donde la marina humedad del viento alisio toca tierra y trepa galopante ladera arriba hasta alcanzar la meseta de Aquere. Es un mágico rincón de brumas perpetuas a contraluz, bendecido por el verdor que trae el rocío vespertino, donde la placidez es una parte más del paisaje. Ese lugar se llama El Portezuelo, y es en ese asombroso paraje donde ve la luz Maricarmen González un buen día de finales de junio.

Recuerda con cariño al padre, que de la mano le llevaba, siendo muy niña, a la Sociedad Unión de Amigos del Portezuelo. Allí irrumpió por primera vez su portentosa voz, remontando su sonoridad sobre aquellos tejados confundidos en aquellas brumas y al amparo de aquel benéfico viento.

Todo pareció conjugarse para que aflorara tal prodigiosa voz: agua, tierra, luz y viento…porque la génesis de tal voz sólo puede concebirse como un regalo de la Naturaleza. De una naturaleza desnuda y sin artificios que emerge con todo su vigor y espontaneidad cual fenómeno extraordinario, para mostrarnos a todos, que las quimeras aún son posibles, y que a veces, las cosas nacen sin más… y no se hacen.

Porque venir a la vida con una voz como la de Maricarmen González, es rendir un homenaje a la belleza de lo natural…con el más bello canto a la vida.

A los 15 años ya grababa su primer disco con los Reyes del Portezuelo junto con Luciano González, padre e hijo. Su segunda grabación la realizó a los veinte años junto a la agrupación santacrucera los Isleños. Por esa época formó parte del grupo Tajinaste, del que acapara un disco de vinilo como su más preciado tesoro.

De todo ello guarda muy gratos y nostálgicos recuerdos. Quién no los guarda de aquellos años de tierna juventud…

Pero el salto más importante en su trayectoria se produce con su ingreso en el Grupo Folclórico Los Majuelos, donde su voz imprimió una sonoridad y una impronta inolvidables a ésta formación a lo largo de doce años, en los que contribuyó a la producción más creativa y pródiga de esta agrupación musical, que ha quedado registrada en la práctica totalidad de su discografía. A esta contribución, y a la de muchos otros compañeros, se debe el común reconocimiento de todos cuanto amamos el folclore, de considerar al Grupo Majuelos como un referente indiscutible en cualquier riguroso análisis etnográfico que se precie.

Puestas en escena como: “Habla la Cruz”, “Guimerá una visita imposible”, “San Telmo, contra viento y marea”, “Maguas”…son el mejor ejemplo de esta afirmación.

En dicho colectivo siempre se ha dicho que quienes hemos sido alguna vez Majuelos, lo seguiremos siendo toda la vida…y es ese el mismo sentimiento que acompaña a los recuerdos de Maricarmen González.

Sin embargo, a pesar de la relevancia y trascendencia de esta época de su vida, atesora en su memoria la misma emotividad para otros aspectos más domésticos de su quehacer de entonces. Nos referimos a su actividad docente como profesional de la enseñanza, en la que disfrutaba introduciendo a sus alumnos en el pequeño mundo del folclore, creando obras como “Las Bodas de Blancanieves”, en las que el Baile del Gorgorito o la Caringa eran el pretexto perfecto para tal iniciación. Recuerda con simpatía como alguno de los grandes bailadores y cantadores de hoy, fueron en aquel pasado, alumnos suyos.

A esta entrañable etapa, le sigue otra mucho más próxima y vigente en el tiempo, con igual importancia y alcance que la anterior. Nos referimos, evidentemente, a su actual participación en prestigiosas formaciones como Parranda de Cantadores, Timple y Bohemia, y Trío Océano, donde viene desarrollando una exitosa actividad como solista en compañía de otras grandes figuras de nuestro canto; alguna de las cuales, como Dacio Ferrera, tristemente ya nos ha dejado. De Dacio guarda múltiples y simpáticas anécdotas…y el recuerdo de aquella extraordinaria voz junto a la suya, inmortalizada en tres de los cuatro discos de La Parranda de Cantadores.

Como pasara en aquella primera etapa con Majuelos, en esta reciente andadura, la condiciona su vocación de enseñante, llevando adelante la Rondalla de Santa Ana de Adeje, de la que ha editado una grabación con el título de “Balayo”, así como una coral de voces femeninas en el mismo municipio.

A tenor de este torpe y escueto esbozo sobre la trayectoria de Maricarmen González, pudiera parecer, para quien no la conoce, que su camino a recorrer ya estuviera preestablecido por las pautas que han venido marcando su vida. No es así. No estamos hablando de un ser humano común, y solo basta con escuchar las asombrosas cualidades y matices de su canto, así como disfrutar del extraordinario vigor de su carácter, cuando me habla de nuevos proyectos. Porque me atrevo a decir, que la presencia de Maricarmen impone y suscita el fervor proveniente del divismo y la perfección absoluta, aunque ya se, que su naturalidad y sencillez, provocarán en esta última aseveración su reprimenda.

Maricarmen con Isabel González, Lucas Rojas, Marco del Castillo y Juan Pablo Pérez.

Félix Román Morales para Artistasenred


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