jueves, 19 de abril de 2012

Tigaray: "Por los senderos de vuelta..."




“…Te llevo en el corazón
porque en tus montes y cumbres
dejé ilusiones primeras,
mis recuerdos más queridos,
mis mejores primaveras…”
(Tigaray: Sueño de un emigrante)

Volver…es siempre un bello acto de amor,  porque nada ni nadie regresa a las vivencias y a los lugares del pasado, si no es por la necesidad de hallar el feliz reencuentro con  los añorados apegos, que un día quedaran en alguna cuneta de aquel camino que nos viera marchar.

A veces, el camino se hace más camino cuando se retorna sobre los mismos pasos que nos llevaron  lejos…porque a cada paso del regreso, revivimos nuestra propia andadura en aquellas huellas impresas de la partida. Revivir lo andado, siempre nos dará  una esclarecedora perspectiva de nosotros mismos, como efímeros caminantes de esta corta vida…en la que,  el caminar… es todo cuanto da sentido a nuestra propia existencia. Y es que soñar con la vuelta, siempre será la más noble  motivación para iniciar la partida.

Quienes se aventuran en los senderos del adiós, principian a convertirse en soñadores del regreso, anhelantes de volver a ver aquellos remotos pañuelos de la despedida, agitándose de nuevo, en un jubiloso y hospitalario saludo de bienvenida.
 Los habitantes del norteño lugar de Los Realejos, saben muy bien de este soñar con el día del regreso, porque son un pueblo de eternos trashumantes de caminos hacia otros horizontes de esperanza. Porque desde las ingentes laderas de Tigaiga… desde las profundidades del Barranco de Ruiz…todo se precipita hacia ese  mar de nuevos horizontes, como una fuerza telúrica que arrastra  a sus gentes… a partir…y así empezar a soñar,  con el día del retorno.

“Por los senderos de vuelta…”; es el expresivo enunciado,  adoptado por el grupo Tigaray, para celebrar su feliz y plena reincorporación al  panorama musical de las islas. Lejos de la indeterminación poética de la propia oración elegida, la misma encierra toda una declaración de intenciones, sobre cómo debe entenderse este nuevo y ansiado acontecimiento musical. Pues de ella, sólo se desprende la emotividad que siempre acompaña a quien vuelve a encontrarse con algo muy preciado, tras el inexorable paso del tiempo.

Iniciar el sendero de vuelta, reconociendo las propias huellas  reveladoras de una larga andadura de más de 27 años, es una inteligente actitud conciliadora con el pasado, y una rotunda muestra de coherencia consigo mismo. Pero,  culminado ese camino de regreso,  y abierto ya el equipaje, resulta alentador comprobar que junto al pertrecho de la experiencia, hemos de desembalar una nueva y esperanzadora carga, envuelta en las jóvenes ilusiones de quienes han venido incorporándose en ese viaje hacia el reencuentro.
(Óleo de D. Eleuterio Garrido; portada del disco "En las raices del alma").

Reencontrarse consigo mismo,  es renacer a la íntima verdad que condiciona nuestra razón de ser,  nuestra conciencia y nuestro proceder como individuos. En el caso de Tigaray, esa íntima verdad,  radica en su profundo amor a una tierra, cuyo rotundo paisaje, eleva a los hombres en su espíritu, engrandeciéndolos en el orgullo de pertenecer a ese lugar.

Es una verdad que se nos revela nada mas entrar en el salón de ensayos de esta formación musical, al contemplar la imponente presencia de  un lema  enmarcado, cuyos  versos, rezan:

“De los riscos de Tigaiga
salió una voz que decía:
Aquí nació Tigaray,
que tenga muy larga vida”.
                                                                                (Tigaray: D. Agustín Hernández González)
                                                                                             

Tigaiga…Tigaray…son dos ancestrales acepciones fonéticas para referir un lugar y para nombrar una emoción. Porque nacer, vivir y morir al amparo de las protectoras paredes de Tigaiga, es como sentirse acunado en el regazo maternal de nuestra infancia, donde las delicadas manos de la ternura y las caricias, se tornan suave brisa de bruma y brezal. Y es que Tigaiga, no es simplemente un prodigioso lugar…Tigaiga es un sentimiento.

Tigaray, asume y encarna ese sentimiento como una parte indisoluble de si misma, para mostrarlo al mundo, un lejano día de junio de 1985. Fruto de esa sensibilidad, surge una extensa producción discográfica, cuyos títulos vienen a corroborar la particular motivación emocional de este colectivo musical.

“Tigaray”, (1987); “Sueño de un emigrante”, (1989); “En las raíces del alma”, (1993); “A la sombra de Tigaiga”, (1996); “Las dos orillas”, (2000); “Veinte años”, (2006)…constituyen  en su conjunto,  un largo y esforzado periplo en torno a la figura del hombre y su identificación con la tierra que le vio nacer, aún cuando el mismo se encuentre muy lejos de ella.

Esta especial y reiterada exaltación de la figura del ausente,  surge como natural  reflejo del entorno poblacional de Tigaray,  tradicionalmente forzado a una desgarradora  emigración a lo largo de los siglos. Llevar un fraterno mensaje a estos ausentes, ha sido un noble empeño de Tigaray, a lo largo de su dilatada trayectoria, en la que podemos destacar su  prolongada gira por tierras venezolanas, su participación en programas televisivos de difusión internacional como Tenderete y La Bodega de Julián, así como su contribución en eventos de proyección global como la Expo 92, o la Muestra Internacional de Folklore de Sestao; Bilbao.

Conscientes y comprometidos en transmitir este mensaje evocador de su tierra, Tigaray se distingue por una profusa producción de factura propia, abordando una cuidada temática musical de carácter costumbrista y tradicionalista, como “Sueño de un emigrante”, “Tigaiga, paloma blanca”, “Fundidas en un abrazo”, “El Foguetero”, “Folias”, “Isa a Bentor”, “Seguidillas del pescador”, “Balada del viento de Lanzarote”, “Aires de Lima” y “Mayo”. Estos brillantes exponentes de creación propia, constituyen sin lugar a dudas,  la esencia medular de Tigaray, que ha sido recibida y valorada en todos los rincones de las islas y fuera de ellas.
Junto a este bagaje original, Tigaray incorpora en su repertorio, otras temáticas musicales provenientes de la asunción de otras culturas muy cercanas a la nuestra, a través del retorno de  las innumerables  generaciones involucradas en las migraciones históricas de nuestro pueblo.

La conjunción  de ambas vertientes musicales,  confiere a la trayectoria de Tigaray,  el papel de un valioso puente cultural y sentimental entre las dos orillas atlánticas, y la  percepción  de una  impronta universalista de la música como fenómeno solidarizador  de los pueblos.

Nada de toda esta coherencia en el  planteamiento intencional de Tigaray  podría llegar a buen término, si no fuera  por su solidez y solvencia coral e instrumental, demostradas a lo largo de tantos años. Desde el punto de vista musical, creer firmemente en si mismos, ha sido una constante de esta formación; y ello, se ha traducido en una sonoridad específica que les distingue de otros colectivos, pese a las lógicas y diversas  etapas,  propias de tan larga existencia.
Para esta presente etapa, Tigaray ha tenido la nobleza y el acierto de otorgar la responsabilidad de la dirección musical, a la figura de Samuel Fumero, vinculado a la formación musical desde la infancia por motivos de familiares y de amistad. Y con ello, ha sabido iniciar  un nuevo ciclo de refuerzo generacional,  garante de  renovados impulsos, con los que proseguir un camino emprendido hace ya, algo menos de tres décadas. A la extraordinaria capacidad y creatividad musical de Samuel, habremos de reconocer su total implicación en la motivación doctrinaria del grupo, y apreciar el pleno conocimiento de la evolución del mismo. Con todo ello, la dirección de Samuel Fumero se constituye en la clave para iniciar esta nueva andadura de Tigaray, calificada como la del reencuentro con sus propios valores, forjados a través del esfuerzo y la constancia.

Estos profundos e incuestionables valores de Tigaray, son los que nos llevan a la personal reflexión de afirmar que: quien una vez estuvo en Tigaray, lo seguirá estando toda la vida…aunque ya no esté entre nosotros.

Es Tigaiga…brezo y bruma en risco altivo.
Tigaiga…
Cuando la muerte me traiga
la soledad en la penumbra,
oiré los ecos perdidos
de mi Tigaray querido,
que en sus laderas retumba.
Laderas de mis Realejos,
donde habrás de encontrar mi tumba.
(Folias: Tigaray)




Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred y
para Etnografía y Folclore.

jueves, 29 de marzo de 2012

ABRUNCOS



El que canta es porque quiere
y, el que no quiere, no canta.
Hoy canto porque yo quiero,
y en mi querer nadie manda.

(“Nuestra Isa”: Abruncos; Jacob González Marrero
 y Manuel Haro Manzano).


Abrir la ilusión a un nuevo propósito, es como el entusiasta despertar infantil a la tenue luz incipiente de la aurora, donde el nuevo día que se avecina, siempre será mejor que el ayer, que ya fue vivido.

Y es que anhelar apasionadamente un futuro mejor, es convertirse nuevamente en aquel niño, cuyos escasos recuerdos, nunca dejará abandonados a la estéril nostalgia, porque, para él, tales vivencias siempre supondrán el más preciado tesoro donde fraguar la experiencia, que le muestre cómo afrontar el nuevo día, que aún está por venir.


En esos ilusionantes días venideros, anda Abruncos confabulando una nueva etapa como formación musical, en la que su pródigo pasado, lejos de anclarlo a sus ataduras, se convierte en el fundamento para una vigorosa y renovada motivación con la que avanzar hacia el futuro.

Nada podrá detener a este puñado de hombres, vinculados a un paisaje y a un paisanaje caracterizado por una abrupta orografía, y por una historia forjada en el ingente esfuerzo y sacrificio por superar las dificultades de la naturaleza. Porque el carácter de los hombres norteños, sobreviene de la necesidad de afrontar con decisión, las ancestrales penurias del pastor y del labrador de las cumbres… o del pescador acodado entre la pared acantilada y una mar embravecida, sin resquicio de piedad.

A diferencia de otras latitudes, en el norte de Tenerife; es el lugar quien transforma a los hombres, haciendo de la entereza indómita de su carácter, un elemento indisoluble de la propia severidad y el rigor del territorio.
El municipio de La Guancha, es por su propia denominación e historia, un rotundo exponente de este espíritu indómito y perseverante…y es allí donde nace Abruncos un buen día de 1986. Debe su nombre, a una curiosa derivación toponímica de la Hoya del Brunco; una plácida hondonada salpicada de retamas y pinos hacia la luz, adormecida en el regazo del Teide. Pareciera que toda la magia de aquel lugar, hubiera impregnado de encanto sonoro al propio nombre adoptado por este grupo de hombres, para llamarse así mismos.

Toda esta potente contextualización ambiental e idiosincrásica, confiere en Abruncos el papel de convertirse en el fiel espejo donde se reflejan las vivencias populares guardadas en la memoria y en las tradiciones de sus gentes. Pues le ha llevado a asumir la tarea de investigar y rescatar los valores culturales y costumbristas de su pueblo, muchas veces olvidados en los antiguos refraneros y romances de transmisión oral. Por ello, Abruncos atesora en su repertorio musical, elementos poético-musicales arcaicos, de insustituible valor etnográfico.

Aún cuando esta encomiable labor rescatadora motivaría por si sola, nuestra admiración por esta formación musical, existen en Abruncos otros aspectos, que indudablemente, resultan igual de meritorios. Nos referimos a la creatividad compositiva de muchos de los temas musicales de factura propia, y a la cuidada expresión poética de las letras contenidas en su repertorio, involucrando a autores de extraordinaria valía como Agustín Aguiar, Esteban Quintero, José Félix Navarro, Alfonso Morales…etc. Y más recientemente: Manuel Haro Manzano y Jacob González Marrero.

Esta preocupación por el contenido literario de su temática musical, es algo enormemente gratificante, por cuanto lamentablemente, ha venido cayendo en desuso por parte de muchas formaciones musicales con formato y estructura similar a la de Abruncos.

La creación propia, es quizás desde el punto de vista temático, el elemento diferenciador más significativo de la contundente especificidad de este colectivo, y una muestra explícita de su solidez y coherencia.

Pero además de esta prodigiosa producción doméstica, abundan otros elementos musicales externos de carácter popular, incorporados al repertorio conforme el propio pueblo hace de ellos natural y espontáneo motivo de recreación, a través de su asimilación transcultural.


Muestra palpable de todas estas iniciativas y planteamientos, es la bella y consecuente producción discográfica de esta formación musical. Títulos como “Recuerdos”, “Embrujo”, “A la luz de un candil” o “Dímelo con un bolero”, son la expresión musical registrada de toda esta común voluntad por ofrecer una determinada aportación original al folclore y a la música tradicional de las islas. A lo largo de casi tres décadas, no ha habido rincón de éstas, nuestras islas, donde no se haya tenido la oportunidad de disfrutar de la particular sonoridad de Abruncos. Su presencia y participación en múltiples programas de radio y televisión, como “El Patio” de RTVE, “Taifa y Candil” de RTVE2, “Cantadores” de Antena3, “Denominación de origen” de Azul Televisión, o “Noches de Verano” de Canal 6 Teidevisión; ha propiciado la difusión del nombre de Abruncos a lo largo y ancho del archipiélago.

Más allá de estas orillas, en territorio peninsular, Abruncos ha sabido representar con brillantez y dignidad las peculiaridades de nuestra música, llevando su buenhacer a lugares como Madrid, Toledo, Segovia, Santiago y Santander.

Toda esta dilatada experiencia es la que afianza a Abruncos en su propósito de iniciar una nueva etapa, tras su reciente presentación del pasado 23 de marzo, en el Centro Cultural Santo Domingo, del municipio de La Guancha. El motivo de esta nueva andadura, no es otro que el derivado de la flamante incorporación de su nuevo director: Jacob González Marrero.

Quienes han tenido la fortuna y el honor de conocer a Jacob González, sabrán muy bien que tal incorporación a las labores de dirección musical de Abruncos, propiciará una revolución cualitativa decisoria en la historia de esta formación musical. Porque, con el paso de los años, hemos podido aprender y experimentar, que hay directores…y directores. Los hay, que pese a su indiscutible brillantez, la misma no les ha servido sino para pasar de puntillas por un determinado colectivo, sin dejar apenas huella, porque simplemente no han sabido, o no han querido, implicarse en las entrañas y en las aspiraciones del mismo. Su falta de implicación por conocer, asumir y potenciar las especificidades musicales propias de cada grupo, los lleva a imponer y generalizar un estándar cromático-musical sobre todas las agrupaciones a su cargo, desarraigándolas de todo cuanto les particulariza, para incorporarlas por igual a una sola expresividad de matices y efectos sonoros, que no son más que el reflejo y la prolongación de una férrea impronta personal, alimentada por la necesidad de mostrar, permanentemente y en cualquier lugar, la presencia de un determinado  prestigio y una supuesta maestría.

Afortunadamente, la pervivencia de la pluralidad, riqueza y diversidad de nuestra música, está en muy buenas manos mientras existan actitudes y aptitudes como las que encarna Jacob González, porque precisamente su figura, apunta a todo lo contrario de lo señalado anteriormente. Se es buen músico cuando se es, pero se es Maestro cuando se demuestra, y Jacob González lo demuestra día a día, sin necesidad de grandes aspavientos.

Fruto de esta natural implicación por todo cuanto concierne a Abruncos, como nuevo grupo a su cargo, y asumiendo el particular planteamiento de éste, en aportar elementos musicales de creación propia, surgen de la mano, el saber y el alma de Jacob González, unas bellísimas folías e isas, que sirvieron de preámbulo y colofón, a tan grato y esperanzador acto de presentación.

Nada ni nadie a partir de ahora, podrá quedar indiferente ante el futuro de este nuevo Abruncos que se avecina, porque se ha unido el tesón con la perseverancia, la coherencia con la rectitud, y el alma con la maestría.
De cómo escribir un verso
y no encontrarle sentido;
de cómo hilar las palabras
y andar por ellas perdido.
(“Por ti, unas folías”: Abruncos; Jacob González Marrero).


Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred
y Etnografía y Folclore.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Surco y Arado



Abrir las entrañas de la tierra, es ahondar en nosotros mismos.



Porque a cada golpe de azada…en cada estela polvorienta rota tras el esforzado surcar del arado, se evocan y reviven todos aquellos anhelos de nuestra gente por alcanzar un futuro mejor. Labrar nuestros malpaises calcinados por el sol, el salitre y el volcán, es un rito ancestral que nos sumerge en una parte esencial de nuestra cultura como pueblo de sembradores de esperanzas.



Y es esa vieja y paciente esperanza por obtener los frutos del mañana, la que aguarda en cada surco, y anida en el corazón de todos canarios de bien, mostrándose como la mayor riqueza que siempre podremos obtener del pálpito profundo de nuestra tierra.

Surco y Arado, es una formación musical que nace con este imperecedero espíritu de apego a la tierra, en la fértil comarca norteña de la isla de Gran Canaria, donde las tradiciones, al igual que el propio mundo agropecuario, luchan denodadamente contra el abandono y el olvido.

Surgida en los inicios de la década de los 90, en el galdense barrio de San Isidro, de donde toma inicialmente su denominación como “Amigos de San Isidro”; Surco y Arado nos presenta una trayectoria ejemplar en cuanto a su voluntad por desarrollar y difundir la enseñanza de nuestro folclore.

En el año 2001 impulsa la formación de un aula de toque de cuerdas, a la que seguirá la creación de un aula de danza y bailes folclóricos, en el año 2003. Un año después, implanta una nueva aula donde impartir conocimientos de canto coral, cuyo evidente buen resultado ha trascendido hasta nuestros días.

Todo este esfuerzo formativo y didáctico converge en la consolidación e institucionalización de Surco y Arado como agrupación folclórica de referencia en el ámbito del conjunto de las Islas, que la llevará a su participación, en el año 2005, en el primer Festival Regional de Folclore de Santiago de Gáldar. Su extraordinario éxito y aceptación propiciará su intervención en una segunda edición del referido festival, donde Surco y Arado hace presentación de su nueva vestimenta representativa del campesino de fiesta, o de gala, de los siglos XVIII y XIX.
Esta nueva aportación al campo de nuestra vestimenta tradicional, junto con el ropaje de campesino de faena, con la que inicialmente se dieron a conocer, ha hecho de Surco y Arado; así como de otras muchas agrupaciones del norte de Gran Canaria; un agente activo y enriquecedor en la difusión de nuestro patrimonio textil e indumentario.
Pero será el año 2007, cuando despegue y se consolide definitivamente Surco y Arado, a raíz de la presentación de una recreación costumbrista de los siglos XVIII y XIX, en el Centro Cultural Los Guaires de Galdar. Pues es en ese momento, cuando se produce el apadrinamiento e incorporación de una figura de enorme trascendencia para el desarrollo musical del grupo, encarnado en la persona del extraordinario director, compositor y arreglista: Víctor Batista.
Será en ese mismo año de 2007, cuando quede también definitivamente constituido y consolidado el brillante e impecable cuerpo de baile que hoy conocemos.

El esfuerzo colectivo a lo largo de estos años invistió a Surco y Arado de una sólida entidad que lo ha llevado a ser dignos representantes de su isla, comarca y municipio, en cuantos eventos de carácter festivo e institucional han venido propiciándose en nuestras islas, participando en tres ocasiones en la romería regional de Ntra. Sra. Del Pino, en el Encuentro 7 Islas de La Laguna…etc.

No debemos olvidar su notable labor precursora en el rescate de los tradicionales bailes de Taifa y Piñata, en la comarca norteña grancanaria, tan importantes para el mantenimiento y difusión de nuestras tradiciones.
Recientemente hemos tenido la fortuna de apreciar el buenhacer de Surco y Arado en la VIII Semana Cultural de La Laguna, que junto a otra prestigiosa formación como Labrantes de Arucas, ofrecieron una bellísima muestra del folclore tradicional de la isla de Gran Canaria, cuyo sello inconfundible, nos lleva a la reflexión sobre la diversidad de matices de nuestra cultura musical.
Quizás esa especificidad de matices, que todavía podemos apreciar en el acervo y la producción musical de cada una de nuestras islas, sea el mayor exponente de la riqueza de nuestro folclore.

Desde este pequeño rincón quisiéramos dar la enhorabuena a Surco y Arado por su magnífica labor y trayectoria, encauzada en la preservación y divulgación de nuestras tradiciones, así como por su esfuerzo y voluntad por mantener las especificidades propias de su contexto cultural.


Félix Román Morales Díaz

para Artistasenred

y Etnografía y Folclore.

martes, 21 de febrero de 2012

La parranda abre camino: Parranda El Carburo.

En estos presurosos días,  ensombrecidos por una permanente y atenazante  incertidumbre sobre las expectativas de  todo cuanto concierne al futuro de nuestras vidas; cada vez más sujetas a los indescifrables caprichos del azar y a una vertiginosa espiral de usura y egoísmo que hemos venido en mal-llamar “los mercados”;  surge en todos nosotros la imperiosa necesidad de hallar algún referente ideológico donde asirnos desde el naufragio de la imaginación perdida. Buscamos con ansiedad la frase lapidaria que materialice un pensamiento que nos conduzca nuevamente hacia la seguridad de la luz, dejando atrás la penumbra de la ignorancia y la desolación de las ideas.
Asistimos con resignación a una continua reedición de los logros intelectuales y culturales de otras épocas más fecundas de nuestra historia,  sabedores de nuestra actual  incapacidad de propiciar nuevos caminos para las artes, la cultura y el pensamiento.
Y es que la imperante ausencia de todo vestigio de creatividad intelectual y artística, es el más claro síntoma de que estamos, una vez más, ante  las puertas del árido páramo de la decadencia cultural, por el que ocasionalmente ha transitado, como en  lánguido destierro, nuestra humana civilización a lo largo de su historia.
Nada debemos temer del eclecticismo y el revisionismo cultural que nos embarga, pues es un abismo que ya hemos bordeado antes,  y  el cual siempre hemos sabido sortear.  Reeditar, revisar y recrear nuestra producción artística,  es la mejor estrategia planteable, en tanto no surjan nuevos horizontes de pensamiento, traídos por una nueva escala de valores, tan necesaria  para nuestra sociedad.

En el ámbito artístico más concreto  de la música, no debería perturbarnos el contemplar la persistente recurrencia a las temáticas compositivas y poéticas  ya producidas a lo largo del tiempo, que continuamente emergen  en forma de reediciones discográficas, de recreaciones armónicas, o de variaciones estilísticas. El afloramiento de episodios musicales del pasado es una circunstancia de los turbios tiempos que corren, pero nunca una consecuencia de los mismos. Pues, si así lo concibiéramos, estaríamos ante un simple acto nostálgico y evocador de los logros musicales pretéritos,  y nos alejaríamos radicalmente de la oportunidad de ahondar en el extenso campo del pasado, donde extraer y afianzar  aquellos elementos invariables e identificadores de nuestra cultura musical, que preparen el camino para la nueva era y el nuevo impulso creador que inexorablemente llegará, como bien nos ha enseñado siempre la Historia.

Recientemente,  viene suscitándose  en algunos foros de opinión, y desde alguna prominente figura del ámbito musical de nuestro entorno,  un cuestionamiento sobre la pérdida de vigencia y el agotamiento de los recursos temáticos y melódicos que han venido conformando el bagaje de nuestra cultura musical tradicional y popular, estableciéndose de forma concluyente,  que tal proceso evolutivo de la historia de nuestra música, ha encontrado su final.  Ante tal fatídica conclusión, se promulga y postula la necesidad de recurrir a otras fuentes musicales de dudoso arraigo y vinculación con nuestro pasado, para que las mismas abran nuevas perspectivas  a una supuesta  creatividad agotada, aún cuando ello nos aleje definitivamente de nuestros orígenes y nuestra singular razón de ser.
Por nuestra condición de pueblo descendiente de  emigrantes  y por razones geopolíticas,  nuestra cultura siempre se ha caracterizado por su vocación pluralista y receptora de todo cuanto ha arribado a nuestras costas atlánticas. Y sin embargo, el resultado de ese sincretismo cultural a lo largo de los siglos, es una monolítica y específica identidad,  palpable en la cultura e idiosincrasia de nuestro pueblo. Y es que tan sólo el natural proceder de las gentes a lo largo de generaciones, puede llegar a dirimir qué elementos externos pueden llegar a ser asumibles y consustanciales con el desarrollo y evolución de nuestra propia cultura.
Yuxtaponer a nuestra música tradicional y popular,  una acción globalizadora multiétnica, cargada de nuevos recursos sonoros exóticos que nada tienen que ver con  las cadencias melódicas que nos identifican, supone una innovación  artificial y temeraria, aún cuando la misma surja de la mejor intención para salir del estancamiento creativo.
Dicho artificio, cobra una intencionalidad suicida, cuando quienes proponen dicha operación pretenden, en defensa de la misma,  erradicar todo vestigio del pasado, entendiendo que la producción musical pretérita,  es materia “superada”; desechándose así las más elementales y originarias referencias de nuestra cultura musical.
Pero, cuando además se enuncia,  sin más elemento de juicio que el protagonizar la titularidad de una frase llamativa y ocurrente,  que nuestra música ha quedado obsoleta  por su estrecha circunscripción a la figura de “la parranda”, llegamos definitivamente a la conclusión de que nos encontramos ante un posicionamiento desconcertante e inconsistente.
La parranda, no puede limitarse a ser considerada simplemente como un fenómeno social y festivo, concebido sin más propósito que la búsqueda del entretenimiento o la diversión. Su denominación no puede ser perversamente identificada como algo puramente intrascendente y anecdótico. Dar ese tratamiento peyorativo a la parranda  es denigrarnos a nosotros mismos.
Porque la parranda,  es y ha sido el ámbito natural donde se refrenda la valía y aceptación popular de un determinado motivo musical de nueva creación, para incorporarlo al acervo cultural del pueblo, o para que el mismo quede desechado en el olvido.
Y es que la parranda no es un fin en si misma. No es la parranda  la que converge en la música, sino es ésta  última la que busca la confluencia en el seno de la parranda para poder perpetuarse en el tiempo.
Por muy exquisita y sublime  que sea una nueva creación musical, y por muy potente que sean los instrumentos mediáticos para su difusión, la misma quedará perdida en la indiferencia del tiempo, en tanto no logre incorporarse a la memoria musical colectiva fraguada en la parranda.  Simplemente quedará como un objeto raro, bello y ajeno al sentimiento común e identitario del pueblo. Porque negar  a la parranda es dar la espalda a la misma fuente de  nuestra cultura musical  y a nuestra propia razón de ser.

Como muestra de cuanto hemos expuesto, hoy traemos a este pequeño apartado un ejemplo contundente: La Parranda El Carburo.
Debe su denominación a una pequeña lamparita de carburo de calcio cuya tenue luz alumbró el ingente esfuerzo de nuestros antepasados por arrancar de las mismas entrañas de la cumbre,  un  generoso destilar agua  para dar la vida a esta tierra. La misma luz de llama azulada,  en torno a la cual muchos de nuestros hogares de antaño conciliaron el descanso nocturno, cuando hasta el aceite para el candil resultaba un lujo inasequible.
La Parranda El Carburo es esencialmente un colectivo de voluntades aunadas  por  la común inquietud de representar el sentir musical de los más recónditos  rincones de nuestros pueblos.

Su amplio y heterogéneo repertorio musical  es el propio reflejo de todo cuanto es perceptible en nuestras calles y plazas, porque es en este entorno ambiental,  donde El Carburo consigue establecer estrechas relaciones de reciprocidad y empatía  con el público. Y es que a veces, implicarse en el movimiento cultural de un pueblo no supone mayor esfuerzo que el vivir y compartir de manera natural,  el propio devenir de los acontecimientos cotidianos  de éste. Es incorporar un vigoroso impulso de intenciones y propuestas,  al fluir de la corriente donde discurren las motivaciones culturales que dicho pueblo ha convenido en asumir como  propias.
Por todo ello,  El Carburo es más parranda cuanto más pueblo…y ello, le hará perdurar en el tiempo mientras subsistan aquellas señas culturales que nos identifiquen colectivamente.
Constituida en el año 2005 en el municipio de El Rosario, La Parranda El Carburo está compuesta actualmente  por once integrantes, cuya característica principal es su distinta procedencia  y vinculación a otras formaciones musicales de gran prestigio y larga trayectoria. Sin embargo, este perfil multifacético de muchos de sus componentes, no supone ningún tipo de condicionamiento, pues su pertenencia a El Carburo, nace de la inquietud por mantener y potenciar el formato de la parranda popular de corte tradicional, que personifica y acopia la herencia musical  de la calle.

Conscientes de ser portadores de esa herencia musical propia, han sabido mostrarla con dignidad y orgullo en otras latitudes como Andalucía, Cataluña y Cantabria; y a través de distintos canales mediáticos de radio y televisión.
Desde este pequeño rincón, queremos manifestar nuestro reconocimiento a La Parranda El Carburo, por ser un colectivo que ha sabido nutrirse de personas que siempre han creído firmemente en lo que hacen, sin perseguir mayor contraprestación que sentirse parte indisoluble del propio pueblo. Que la luz de la pequeña lamparita que los representa,  alumbre por siempre nuestro a veces cuestionado panorama musical.


Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred y
Etnografía y Folclore.   

jueves, 26 de enero de 2012

Parranda Chigadá


Inevitablemente, cada vez que empezamos a leer el historial de alguna formación musical de nuestro interés, brota en  nuestro ánimo una benévola sonrisa,  cuando una vez más,  comprobamos que el currículo en cuestión, siempre inicia su narrativa con la frase: “… nace de un grupo de amigos que de vez en cuando nos reuníamos…”.
Porque  en  el transcurrir de los años, lamentablemente hemos visto y vivido más de un proyecto musical truncado, aún cuando el mismo haya surgido desde este noble sentimiento de la amistad. Y es que quizás, algunos de nosotros hayamos perdido por el camino la verdadera motivación que impulsa y da sentido a nuestro folclore, como espontánea y natural   expresión idiosincrásica y costumbrista de éste fraterno sentimiento.
Nada de cuanto concierne a nuestro folclore tiene verdadero sentido si en el mismo no subyace una sincera predisposición a prodigarse en fomentar y compartir un generoso  sentimiento de amistad. Quienes, en el fondo,  relegan esta motivación y se decantan por  otros objetivos más tangibles y prácticos,  podrán creer haber alcanzado la plenitud de sus metas, sin caer en la cuenta de lo efímero que son los éxitos, en este pequeño planeta del folclore.
Pero, después de lo dicho, podemos regocijarnos ante el panorama humano de la formación musical que hoy traemos aquí: Parranda Chigadá. Porque quienes la conocemos y hemos tenido la fortuna de convivir con ella,  sabemos con certeza que la manida frase con la que enuncia su historial, aquí si tiene pleno sentido y vigencia.
Y es que  Parranda Chigadá ha tenido la inmensa suerte de nacer en la bella isla de La Gomera. Un esplendoroso lugar donde todos se conocen desde la niñez…donde la vida transcurre en apacible convivencia, propiciando el interés en el bienestar del amigo como mejor forma de conducirse por la vida.
De tal vigorosa simiente surge, cargada de complicidad,  la  común voluntad de los veintidós integrantes de La Parranda Chigadá, en proponer y desarrollar nuevos elementos musicales y temáticos de nuestro folclore, desde una estructura coral masculina con base instrumental de cuerda, viento y percusión.
En apariencia, quizás sea esta estructura lo más llamativo de esta formación musical, por cuanto el formato imperante en el panorama folclórico de La Gomera, responde más a la fórmula tradicional mixta, donde la danza ostenta un papel preponderante; de la que afortunadamente existen extraordinarios ejemplos de gran nombre y prestigio, a lo largo y ancho de la geografía colombina.
Pero bastará escuchar el amplio repertorio de la Parranda Chigadá, para caer en la  cuenta  de que dicha agrupación  no sólo se distingue por su apariencia, inusual en el ámbito de La Gomera, pues, es en  las temáticas abordadas y en el  particular cromatismo musical impregnado de elementos sonoros específicos del folclore de la isla, donde se evidencia la extraordinaria singularidad de esta formación.
Esta singularidad específica,  junto a la gran inquietud por consolidarse y evolucionar como formación musical, ha llevado a la Parranda Chigadá  a desarrollar una actividad sorprendente en cuantos eventos de carácter folclórico tienen lugar en la isla de La Gomera.
Entre dichas actividades, destaca de manera especial la participación en encuentros de solistas con motivo de la celebración del día de Canarias 2009, organizado por La Orden del Cachorro, así como en San Cristóbal 2010 y San Juan 2010,  organizados por la misma institución.
Muy destacable también resulta el encuentro de solistas celebrado en Vallehermoso con motivo de las Fiestas Lustrales 2010, organizado por El Cabildo Insular, La Bodega Insular y La Orden del Cachorro, con la participación de la Radio Televisión Insular de La Gomera.

Su notoriedad musical, ha llevado a la Parranda Chigadá  a una permanente presencia en el extenso calendario de celebraciones y festividades de la Isla Colombina. Entre dichos actos, es obligado resaltar por su trascendencia, la concerniente a la celebración anual de la festividad de La Virgen del Carmen, en la Villa de San Sebastián; los actos relativos a el Día de la Hispanidad; así como las jornadas conmemorativas del Santo Patrón de La Villa.
Tal notoriedad les ha llevado más allá del ámbito insular, y muchos de los que admiramos a esta agrupación,  hemos tenido la oportunidad de disfrutar de su calidad humana y musical en otras islas hermanas como El Hierro y Tenerife.
Desde este pequeño apartado literario les deseamos toda clase de éxitos y merecidos reconocimientos.

Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred y
Etnografía y Folclore.

lunes, 19 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD



Andar las palabras, es andar un camino sin más meta y anhelo que el sentir, a cada paso, la inusitada alegría de saberse leído.
Porque al mirar atrás …aún distingo los lejanos pasos de cada palabra escrita,  que fue  leída…que fue andada, dejando impresa la  alentadora huella  que nos anima a proseguir.
Ha pasado ya algo más de dos años de travesía, desde que Artistasenred, abrió sus puertas a este viejo andador de palabras…y de caminos. Y, en ese transitar, hemos recorrido los más recónditos rincones de nuestro paisaje musical, con el aliento y la motivación de caminar en la compañía de todos ustedes.
Las 9.000 visitas alcanzadas en el día de hoy, son 9.000 alentadores pasos de ese caminar compartido. Y serán para siempre 9.000 gratitudes hacia todos ustedes.
¡ FELIZ NAVIDAD QUERIDOS AMIGOS!

domingo, 27 de noviembre de 2011

A.F. PRINCESA IRAYA: 29 AÑOS.


Podríamos escribir los más extensos renglones sobre la larga y profusa  trayectoria de la A.F. Princesa Iraya a lo largo de estos veintinueve años de andadura. Porque en el camino de esta agrupación  folclórica, abunda un sinfín de extraordinarios éxitos y vivencias; bellamente descritos en numerosas publicaciones.
Podríamos hablar extensamente de su portentosa solidez  musical o de la admirable solvencia de su cuerpo de baile…y de tantos factores que han hecho de Princesa Iraya un grande entre los grandes de nuestro folclore.
Pero la grandeza de Princesa Iraya va más allá de sus propias aptitudes como formación musical y coreográfica, pues…es en su generosa actitud y proceder,  donde honran el verdadero sentido del  folclore. Porque Princesa Iraya, se ha constituido a lo largo de los años en un destacado referente a la hora de saber compartir sus propios éxitos para con los demás.
Este espíritu de hacernos a todos copartícipes de sus logros, viene a relucir en la singular forma de celebrar sus señaladas efemérides, como la reciente celebración de su vigésimo noveno aniversario, aglutinando en un bello acto a cuantos amigos y admiradores quisieron y tuvieron la oportunidad de participar. Entre estos amigos, destacó brillantemente la participación del grupo Arraigo, quienes como siempre, nos deslumbraron con su amplio y hermoso repertorio, cuya magnífica calidad tiene justa respuesta en la perfección  de su cuerpo de baile.
Al igual que en ediciones anteriores, donde se rindió justo homenaje a notables figuras de nuestro folclore y  tradiciones, como Elfidio Alonso y Juan Rodríguez González; el invitado de honor para esta ocasión fue Alfredo Ayala, cuya trayectoria profesional en defensa y difusión de nuestros valores tradicionales, es por todos sobradamente conocida y admirada.

El público reconocimiento a tal extraordinaria trayectoria, y la general muestra de afecto a su persona, fueron el eje central en la motivación de este acto conmemorativo con el que el grupo Princesa Iraya celebró su nuevo aniversario. El anuncio de Princesa Iraya de adhesión a la propuesta de Alfredo Ayala como candidato al Premio Canarias 2012, constituyó un bello broche de oro a tan bello homenaje.

Con las emocionadas palabras de agradecimiento pronunciadas desde la timidez del homenajeado, todos cuantos asistimos guardamos el más grato de los recuerdos.



Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred
y Etnografía y Folclore.