Aún a riesgo de suscitar las perversas suspicacias de siempre, por elogiar públicamente en esta tierra al amigo; una vida entregada al amor por nuestro folclore, como la de Alfredo Ayala, no debería pasar inadvertida e injustamente de puntillas, por todo lo que hoy constituye el panorama de nuestro acervo cultural y tradicional.
Porque, a diferencia de muchos de nosotros, que gustamos de indagar en los vestigios del pasado y analizar su perpetuidad en las tradiciones del presente, acudiendo a cuantas fuentes nos son propicias; Alfredo, con sus vivencias, en su cotidiano deambular por el paisaje y el paisanaje de estas islas; es una fuente en sí mismo.
Con independencia del contenido documental y didáctico de sus narraciones, lo realmente valioso de Alfredo es la personal percepción que él hace del hecho narrado.
Aún cuando los temas abordados provienen de una considerable carga analítica y erudita, Alfredo persigue en todo momento una aproximación cercana al lector, al televidente o al radioyente, a través de una impecable conjunción entre el hecho historiográfico a divulgar y las propias y personales vivencias sobre el mismo. Conjuga a la perfección el fundamento etnográfico de un determinado episodio de nuestra historia con las propias manifestaciones costumbristas derivadas del mismo, mediante una narrativa cargada de sentimientos que le llevan a una poética personal e intimista, que impregna de humanidad la fría descripción de los hechos contemplados.
Aún cuando los temas abordados provienen de una considerable carga analítica y erudita, Alfredo persigue en todo momento una aproximación cercana al lector, al televidente o al radioyente, a través de una impecable conjunción entre el hecho historiográfico a divulgar y las propias y personales vivencias sobre el mismo. Conjuga a la perfección el fundamento etnográfico de un determinado episodio de nuestra historia con las propias manifestaciones costumbristas derivadas del mismo, mediante una narrativa cargada de sentimientos que le llevan a una poética personal e intimista, que impregna de humanidad la fría descripción de los hechos contemplados.
A eso se le llama tener el don del conocimiento y la virtud de saberlo transmitir.
Por todo ello, hoy nos sumamos a la feliz iniciativa de proponer la figura de Alfredo Ayala como Premio Canarias 2012, en la categoría de Cultura Popular.
Félix Román Morales Díaz
para Artistasenred
y Etnografía y Folclore.
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